Nos complace compartir las fotos y la historia de uno de nuestros clientes en Madrid, quien hace tres años, adquirió una caseta grande para billar.
“Durante el confinamiento, mi esposa y yo decidimos invertir en una de sus casetas grandes para billar. De acuerdo con el anuncio, tenía unas dimensiones de 8 m x 5,5 m, así que nos pusimos a trabajar para preparar un espacio al fondo de nuestro jardín. Quitamos el césped de la zona, reubicamos dos casetas de jardín pequeñas, colocamos 10 toneladas de grava y arena, instalamos el encofrado, pusimos refuerzos de acero y, finalmente, encargamos el vertido de hormigón.
Afortunadamente, nuestro vecino es constructor y, con su ayuda, conseguimos una base de hormigón sólida y bien asentada. Sabíamos, gracias a la información de vuestro sitio web, que si la base no era adecuada, podrían negarse a montar la estructura, ¡y no íbamos a permitir que eso ocurriera!
Después de dejar que el hormigón curara y de retirar los encofrados, la base estaba lista. Esperábamos con ilusión la llegada de nuestra nueva caseta para billar.
El gran día llegó, y un camión enorme aparcó frente a nuestra casa. Con una grúa incorporada, descargaron dos grandes paquetes. Ahora solo faltaba que alguien hiciera el montaje.
Al día siguiente, llegaron cuatro chicos muy trabajadores y en excelente forma física. Tras comprobar que la base estaba sólida y nivelada, comenzaron a montar la estructura. El tiempo les acompañó, y ese primer día terminaron alrededor de las 7 de la tarde. Regresaron al día siguiente, y para las 5 de la tarde del viernes, el montaje de la caseta estaba completamente terminado. Su rapidez y profesionalismo fueron impresionantes.
Una vez montada la estructura, instalamos la electricidad, barnizamos el interior, colocamos losetas de moqueta y pintamos toda la caseta. Ya estábamos listos para el toque final: la instalación de una mesa de billar profesional.
Habíamos encontrado una mesa de segunda mano en un club a unos 20 kilómetros de aquí, que inspeccionamos personalmente. Dos montadores pasaron dos días entregando, montando y nivelando la mesa. La tabla de la mesa, compuesta por cinco pesadas piezas de pizarra italiana, se colocó cuidadosamente en su lugar, se volvió a cubrir con un paño nuevo y se probó. El resultado fue impecable.
Para completar la instalación, montamos un bar y decoramos las paredes con cuadros alusivos al billar. Ahora tenemos una sala de billar increíble, con una mesa de tamaño reglamentario, calefacción, iluminación y, por supuesto, un bar completamente funcional con ginebra, vino y un frigorífico lleno de cervezas.
Incluso estoy tomando clases con un exjugador profesional retirado, quien ha quedado muy impresionado con nuestra instalación. ¿El único reto ahora? ¡Ganarle a mi mujer en el billar! Resulta que ella juega mejor que yo.
P.D. Enviaré algunas fotos en un correo aparte. No tengo un vídeo de la construcción, pero podría grabar uno de la sala terminada, si os gustaría verlo.”